7/4/2014
Un estudio liderado por el
Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha demostrado que
la capacidad de capturar carbono de los bosques depende de la
disponibilidad de nutrientes que tiene un ecosistema. Los resultados de
la investigación se publican en la revista Nature Climate Change.
El estudio demuestra que, en los bosques con suelos
fértiles, el aumento de la fotosíntesis conlleva un crecimiento de la
acumulación de carbono en el ecosistema. En los suelos pobres, en
cambio, cuando aumenta la fotosíntesis, aumenta también la respiración
del entorno y no se consigue retener carbono.
"Los bosques con buena disponibilidad de
nutrientes son capaces de secuestrar aproximadamente el 30% del carbono
que reciben cuando realizan la fotosíntesis. En cambio, los bosques con
suelos infértiles, con poca disponibilidad de nutrientes, son menos
eficientes y sólo son capaces de acumular el 6% del carbono", explica el
investigador del CSIC Marcos Fernández-Martínez, del Centre de Recerca
Ecològica i Aplicacions Forestals (CREAF), quien ha codirigido el
estudio.
La madera como almacén de carbono
El hallazgo muestra un cambio de paradigma. Hasta ahora
los modelos para predecir la capacidad de capturar carbono de los
bosques sólo tenían en cuenta la cantidad de nitrógeno del suelo, sin
fijarse en otros factores como el fósforo o el pH del suelo (que se
relaciona con la disponibilidad de nutrientes).
Los investigadores consideran que la diferente
eficiencia en el uso del carbono se debe a varios factores. Los bosques
que tienen más nutrientes aprovechan el carbono que reciben del CO2
para producir más madera que los bosques infértiles. Estos deben
destinar buena parte de su carbono a exudados y simbiosis con bacterias y
hongos para conseguir nutrientes del suelo.
La madera es un componente difícil de degradar y por lo
tanto retiene el carbono durante largos períodos e impide que vuelva a
la atmósfera. Además, los ecosistemas ricos en nutrientes suelen tener
una materia orgánica subterránea que no se degrada fácilmente y que
retiene más carbono.
Tras analizar 92 bosques de diferentes zonas
climáticas, el estudio demuestra que en las zonas tropicales, donde los
suelos tienen pocos nutrientes, prácticamente todo el carbono que
absorben los árboles se vuelve a emitir a la atmósfera con la propia
respiración. Los bosques que crecen sobre suelos infértiles deben usar
el carbono que reciben para producir raíces y mantener simbiosis con
microorganismos del suelo que les ayuden a conseguir más nutrientes.
Este proceso es energéticamente muy costoso y supone una pérdida de
eficiencia en el uso del carbono a nivel de ecosistema.
"En general, los árboles que crecen en suelos poco
fértiles deben destinar mucha energía a mecanismos que les permitan
superar la falta de nutrientes y por ello no pueden destinar demasiado
carbono a producir biomasa ", explica el investigador del CSIC Josep
Peñuelas, del CREAF, quien ha codirigido el estudio.
M. Fernández-Martínez et al. Nutrient availability as the key regulator of global forest carbon balance. Nature Climate Change. DOI: 10.1038/NCLIMATE2177
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